Cachai po, shile

17 horas de viaje desde Buenos Aires a Santiago. No fueron muchas pero todo lo que ocurrió después fue una fiesta que apenas puedo recordar.
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Un viaje lindo. Hermoso día. Llegar al terminal fue cosa de 17 horas que pasaron volando. Cuando llegué llamé a mi amigo Jona, tatuador chileno que conocí en ilha grande, Brasil. Él me ofreció su casa para quedarme. Lo malo, que no me contestaba el celular.
Entré a un cyber y le mandé mensaje face. Y como por arte de magia me escribe el papá de mi mejor amiga de la universidad y me dice que va a llamar a su mejor amigo que vive en Santiago para que me vaya a ver.

Exactamente eso hizo. Lo llamó y luego yo lo llamé para explicarle donde estaba. En segundos nos encontramos y me llevó para su casa donde me presentó a toda la familia y me dio de comer. Me contó toda su historia de niñez y de amistad con el padre d mi amiga y me dijo amablemente que si no encontraba a mi amigo podía quedarme en su casa.
Yo acepté pero antes le pedí prestada una llamadita.

Jona me contesta y me explica que no hay buena señal en su trabajo pero que me esta esperando. Jorge, decide irme a dejar donde mi amigo y así me pasea un poco por la ciudad.

Llegamos donde Jona y justo él estaba terminando de hacer un tatuaje. Nos quedamos un rato conversando, dejé mis mochilas ahí y salimos a beber.

Conversamos en portunhol y me contó q lo deja todo y se va para Brasil. Tomamos litros y litros de cerveza.
Cachorrito, como le llamaban a uno de sus panas, tocó uno de los varios pianos coloridos que andan en varias calles de la ciudad.
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Fue una noche llena de diversión. Y música y de eso recuerdo poco. Hasta habíamos dejado las puertas del local abiertas. No recuerdo mucho, solo que bebí full y que me levanté en una casa que no conocía y en un cuarto desordenado con ropa tirada por todo lado.

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Era la casa de Jona y cachorrito. Ellos vivían juntos y la pasaban bomba. Jona temblaba por tanto licor que bebimos y aun así, se fue a trabajar.
Yo no podía ni pararme así que pasear por la ciudad no era algo que quería hacer ese momento.
Mi cabeza me explotaba y por eso me quedé en casa.

Era fin de semana y Jona tenía que trabajar y me dijo que no era justo que él no me pueda llevar a pasear. Así que le dijo a cachorrito que me lleve a un camping que se iba con una familia amiga.
Nos fuimos al camping frente a un lago y conocí a la hija de cachorrito. Tenía 14 años y era muy guapa. Hasta ya sabia que se iba a tatuar en toda su espalda.
La pareja amiga y sus hijos fueron muy amables conmigo. La pasé bomba con ellos. Hasta tuve conversaciones fuertes con su amiga ya que ella me preguntó si salía con chicas y yo le dije que si. Después me dijo que ella siempre tuvo la curiosidad de estar con una y que a veces pensaba que le gustaban las chicas por un caso de violación que sufrió cuando era niña. Al rato nos quedamos solas en la noche y hablamos mucho de ese tema y que no entendía porque me contaba eso tan delicado en su vida pero que me sentía full confianza.
Es duro lo que ella pasó y que no voy a mencionar acá pero el hombre con él que está ahora la quiere mucho y le hace reír bastante. Creo que la risa es algo muy importante que a veces la gente olvida.
El fin de semana se terminó y la pasé feliz en el campo y nadando en esa laguna helada.

Al siguiente día me fui a Valparaíso y Viña del Mar. Tomé un tour ya que tenia pereza de pasear a mi modo. Sin turistas.
Al inicio solo eramos en ese bus una pareja de chilenos y yo. Después el grupo de incrementó y ante mis ojos una brasilera formaba parte del bus. Ella estaba solita así que me armé de valor y comencé a hablar con ella.

Ella hablaba español un poco y yo le hablaba en mi portugués. Se llamaba Flavia y estaba de vacaciones. Luego de Chile se iba a Buenos Aires y después a Montevideo. Me senté a su lado y desde ahí no nos separamos en todo el viaje. Entre el grupo estaba Víctor, otro brasilero que también estaba solo así que lo incluimos en nuestro grupo.

Al volver a Santiago les dije si no querían salir a beber y ellos aceptaron. Los llevé donde Jonas y nos fuimos los 4 a beber y charlar. Yo estaba enamorada de Flavia. Es linda y cariñosa, creo que todas las brasileras son así. Por lo menos las que conocí son un amor.

Con Flavia quedamos en pasear al siguiente día por la ciudad. Yo estaba feliz.
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Llegué a la catedral a la hora convenida y nunca la encontré. Le escribí en jn cyber que estaba preocupada por ella y que cualquier cosa me escriba. Mi ánimo de pasear se fue y tomé esos buses turísticos que te pasean por toda la ciudad. De todos los puntos turísticos, decidí solo bajarme en el funicular. En el bus conocí a unas mexicanas que también se iban a bajar allí. Decidí pegarme a ellas.

Al estar encima de la montaña. Iba a ver la vista cuando de repente vi a Flavia y corrí donde ella. Donde estabas le pregunté y ella me abrazó muy fuerte y me pidió disculpas, que se había quedado dormida y que pensaba que ya no me iba a ver.
El paseo turístico se arregló y nos paseamos por todo lado. La invité a comer y disfrutamos mucho de nuestra compañía.
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Bebimos un mote con huesillo para sacarnos las ganas de probarlo y también un ceviche chileno. Sigo pensando que el ecuatoriano es el mejor.
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Flavia se iba al siguiente día y no nos separamos para nada porque sabíamos que cada una iba a tomar caminos diferentes. Salimos con Jona a beber terremoto y Flavia quería irse muito cedo porque no había hecho sus maletas.

Yo no la dejaba ir. Bebimos un terremoto entre las dos pero luego pedimos otro y otro. En un momento éramos 10 personas en la mesa, hablando portugués y de lo lindo que es Brasil. Cantamos, nos tomamos fotos y ya al finalizar la noche, nos despedimos con Flavia. Era como si nos conocíamos hace tiempos. Me dio mucha pena verla partir y con Jona decidimos pegarnos otro terremoto. No pudimos terminar la jarra pero hablamos mucho. Él me contó de sus hermanas. La una era lesbiana y la otra fumaba full marihuana.

Me dijo que en Chile había cambiado mucho la sociedad con respecto a los grupos LGBT. Que la gente respetaba y dejaba que ellos vivan su vida. Que se había hecho una sociedad más justa y libre. Que faltaba mucho para que todo el mundo acepte pero que ya había un cambio que él lo podía percibir.

Llegamos borrachos a su casa y me quería dar algo para que me lleve de regalo ya que hicimos una buena amistad. Y así fue. Me dio un cuarzo muy lindo y nos abrazamos fuerte porque no sabemos cuando la vida nos volverá a juntar. 

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Chulla vida
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